Se señaló que el inicio del año legislativo depararía puras derrotas para el gobierno, que se daría marcha atrás con los DNU para el uso de reservas, que no se nombraría a Marcó del Pont, que la inflación se iría a las nubes, los muertos se contarían por millones y todo el país clamaría por la renuncia.
Sí, iban a decir eso, ¿qué duda cabe? Pero la capacidad del gobierno, el respaldo que obtuvo/obtiene frente a las decisiones que toma y la incapacidad del Grupo A(juste) para, siquiera, coordinar cuando sentarse a dar quorum, hicieron que ningún mal asole al país. En ese sentido, marzo fue el mes que no fue. Marzo fue una victoria "K", le pese a quien le pese. De todos modos, es cierto: no está dicha la última palabra.
Pero ¿cómo llegamos a la idea que marzo sería "el principio del fin"? Entre otros muchos sectores que abonaron la tierra para que crecieran tempestades, los columnistas de La Nación han hecho un trabajo fino que no ha dado sus frutos. Pero bien vale repasarlo para tenerlo presente.
A continuación, algunos de los titulares de las columnas de tres opinadores del diario de Mitre, durante marzo y los meses previos:
Llegados a este punto, lo primero que les tengo que decir es que no sigo pegando titulares porque terminaré con un subsidio por incapacidad motriz. La realidad es que hay, todavía, muchos más que proponen el mismo juego que la tapa de la 6ta. edición de "La Razón" que ilustra este post: "Todo está dicho". No hay nada que hacer, va a caer, es un desastre, etc.
Es decir, el respeto a las instituciones que los cronistas defienden es inversamente proporcional al que profesan a la investidura presidencial. Pero principalmente, al poder del cargo: este país es Presidencialista desde el punto de vista del régimen de gobierno. Para La Nación, aparentemente, habría que cambiarlo. O, por lo menos, pasarlo por encima en estos momentos.
La sensación de crisis terminal, reflejada en la seguidilla cronológica de términos como "cierre del congreso", "autoritarismo", "un nuevo escándalo", "una democracia que cruje", "sin autoridad", "rebeldía", "apriete" y (oh! Dios!) "un psicólogo", solo permiten la lectura ya señalada e inducen al lector a la pregunta elemental: "¿Cuándo se va el autoritario matrimonio presidencial?".
Pero como ya dijimos, marzo fue el mes que no fue...para los golpistas. Ojalá, abril sea el segundo que Es, de cara a enterrar definitivamente la idea de esa entelequia llamada "oposición mayoritaria en el Congreso". Claro, para que no tengamos que seguir leyendo periodismo basura, cuya única función ha sido arremeter contra la voluntad popular y, con aciertos y errores, el gobierno que la representa.
Uf, de acá a octubre del año que viene nos van a tener así, claro, a menos que empiecen a anunciar un adelanto de las elecciones.
ResponderEliminarTendremos un descancito en el Mundial.
La Nación no la pispeo ni de reojo, sonincreíbles los titulares de Moralito...