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Desde este espacio ya nos referimos a la Muerte de Massera, uno de los mayores hijos de puta que alumbró el país. También lo hizo el diario La Nueva Provincia en una semblanza que elogia el terrorismo de Estado, cuyo inicio pusieron en la tapa de la edición del día martes.
¿Qué dice el diario de los Massot? Cito: No tendría sentido esbozar aquí una suerte de biografía en cifra del almirante Emilio Massera (...) No porque la figura en cuestión careciese de interés para legitimar un propósito semejante, sino porque no es éste el espacio y, mucho menos, la oportunidad. Llegará el día en que, si no acallados para siempre, cuando menos atemperados los odios y las pasiones que despertara en sus años de esplendor político --contemporáneos al así llamado Proceso de Reorganización Nacional del cual fue, por paradójico que resulte, uno de sus forjadores y, al propio tiempo, una de sus principales víctimas--, pueda acometerse dicha empresa con mesura e imparcialidad.
Luego agrega: No fue [Massera], demás está decirlo, la mezcla de Maquiavelo y asesino serial que han pintado sus enemigos, tan feroces a la hora de enjuiciarlo con la pluma, como lo habían enfrentado antes en esa tremenda guerra civil en la cual ellos llevaron la peor parte (...) Tuvo la descomunal y trágica potestad, a la vez, de ser --junto a los otros miembros de la Junta de Comandantes-- dueño de la vida y de la muerte de las personas (...) El ejercicio de tamaño poder lo signó para siempre. Que a veces ese poder se usó mal, no es, a esta altura, ningún descubrimiento. Pero salvo en las conflagraciones de fantasía o en las que se desarrollan en mesas de arena, todas las formas de guerra irregular terminan de la misma manera: al terror se le opone el contraterror (...) Si hicieron bien o mal en aplicar los métodos antiterroristas por todos conocidos, es algo que seguirá siendo materia de discusión por espacio de décadas. Mientras tanto, el flagelo subversivo fue cortado de raíz, ahorrándole males inimaginables al país.
Ante todo aclaro que el destacado de las citas se ha hecho desde este espacio.
Ahora bien...¿Es comprensible la negación del Terrorismo de Estado por parte de un medio de comunicación en el año 2010? Es decir: ¿Entiende el autor de este panfleto que realiza apología del genocidio que puede decir todo esto porque antes murieron miles de personas que lucharon por la libertad y la democracia? ¿Falta libertad de expresión en la Argentina de "los montoneros del gobierno"?
Los sectores que todavía defienden el genocidio permanentemente afirman que el gobierno "quiere volver a los setenta". Hacen uso de la década, la mencionan, e instalan en el imaginario colectivo ideas fuerzas que se encadenan: setenta-montoneros-guerrilla-caos-muerte-proceso-orden-muerte. A la muerte y el caos le suceden la muerte y el orden.
Es decir, no se trata de otra cosa que lo mismo que vienen sosteniendo desde 1983: la teoría de los dos demonios. Esto es precisamente lo que hace La Nueva Provincia cuando afirma que las formas de guerra irregular terminan de la misma manera: al terror se le opone el contraterror o el flagelo subversivo fue cortado de raíz, ahorrándole males inimaginables al país, cuando en realidad produzco el mayor baño de sangre de la historia reciente del país.
Son estos sectores recalcitrantes del país, que se expresan en La Nueva Provincia por ejemplo, los que añoran los "setenta" y no los grupos que militan en la proximidad de los organismos de Derechos Humanos.
Añoran el placer de poder "cortar de raíz" el "flagelo subversivo", añoran la represión de la protesta social, los cortes de calles, las movilizaciones, las tomas de escuelas, la delincuencia juvenil. Extrañan el terror que impone orden a culatazo limpio, que dice "acá no se jode" con voz marcial y mete en un calabozo al que piensa diferente. No valoran la libertad y los derechos, más bien, los consideran un obstáculo para su único interés: el orden.
Por eso añoran la década del terror y reivindican a tamaño hijo de puta como fue Massera. Jamás reconocerán que pueden escribir las barbaridades que se les antoja porque viven en un país donde impera la libertad de expresión, por sobre todas las cosas. Siguen pensando que tienen razón, que su discurso es una verdad absoluta y que sobrevivirá al orden que impondrán quienes retomen la batuta de la década que ellos recuerdan orgullosamente: la del proceso, el periodo más triste y sanguinario de la historia argentina. Quieren un nuevo Massera, creen que el país lo necesita.